Venid, haced que vuelva,
que no se borre todo eso, que se quede al menos el aroma,
qué dolor, tu mano con el bulto aquel
que supuraba pena, yo mirando, viéndote guardar
en la caja alargada de membrillo las gasas y el alcohol,
la tinta roja del mercurio con la que los médicos
intentan desterrar las infecciones,
guarda, guarda,
para que ese olor siga flotando cuando tú ya no estés,
cuando hasta el recuerdo se haya ido
tras el doméstico perfume que tu ropa aún conserva,
esconde ese pañuelo del eterno luto,
que los sonidos fatigosos de la fiebre
que Julia respiró antes de irse no te hagan llorar
el llanto seco de la desposesión,
antes yo miraba y, aunque no llegaba a ver, sentía
que lágrimas de acero incontenible resbalaban por tu piel,
dejando un surco en el que ahora intento
sembrar mis erráticos recuerdos.
Zona B:
A todo el pueblo árabe: Tirad del hilo de la historia y veréis cómo se pierde el pobre ovillo de la solidaridad. Os quedaréis sin nada al renunciar a la defensa de un pueblo hermano que ha sufrido la desposesión y la rapiña a manos de un enemigo poderoso.
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