domingo, 15 de diciembre de 2024

La repetición de aquella imagen de la mujer mayor, moviendo con doméstica elegancia las agujas de punto, proponiendo acertijos al ovillo de lana, susurrando la eterna cantinela de las jaculatorias sobre el peñasco que asomaba bajo los cimientos de la ermita; esa imagen se fue fosilizando, florecida de líquenes, con la amable torpeza de una escultura medieval

 




Venid, haced que vuelva,

que no se borre todo eso, que se quede al menos el aroma,

qué dolor, tu mano con el bulto aquel

que supuraba pena, yo mirando, viéndote guardar

en la caja alargada de membrillo las gasas y el alcohol,

la tinta roja del mercurio con la que los médicos

intentan desterrar las infecciones,

                                                               guarda, guarda, 

para que ese olor siga flotando cuando tú ya no estés, 

cuando hasta el recuerdo se haya ido 

tras el doméstico perfume que tu ropa aún conserva, 

esconde ese pañuelo del eterno luto,

que los sonidos fatigosos de la fiebre 

que Julia respiró antes de irse no te hagan llorar

el llanto seco de la desposesión,

antes yo miraba y, aunque no llegaba a ver, sentía

que lágrimas de acero incontenible resbalaban por tu piel,

dejando un surco en el que ahora intento 

sembrar mis erráticos recuerdos.



Zona B:

A todo el pueblo árabe: Tirad del hilo de la historia y veréis cómo se pierde el pobre ovillo de la solidaridad. Os quedaréis sin nada al renunciar a la defensa de un pueblo hermano que ha sufrido la desposesión y la rapiña a manos de un enemigo poderoso.



No hay comentarios:

Publicar un comentario