Estuve a punto de llegar,
una señal sonora interrumpió el azul
y la farola se volvió amarilla,
arriba las polillas giraban como chispas
en torno a la abultada lágrima de vidrio,
yo estaba a punto de alcanzar el borde,
el algodón inflado de la nube
que se antepone a la aparición de los milagros,
una música tensa, sincopada,
como la respiración de un gran reloj de cuerpo entero
en horas altas,
a un lado los reflejos de unas llamas lejanas
y en el cielo raso ese temblor de los momentos estelares
que alargan sabiamente las esperas
para que nunca acabe de llegar la prometida
explosión del artificio y sigamos pensando que algún día
alcanzaremos el orgasmo.
Zona B:
Pensad en ello, volved atrás e imaginad cuántas vidas se habrá cobrado el genocidio antes de que completéis el desayuno. Ellos habrán caído en completo ayuno como si permanecieran en un continuo ramadán.
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