Después del martes
esas rayas oscuras sobre el fondo verde
de un delantal de carnicero, con notas rojas
y sonido bemol tendiendo a negro,
se podría decir que para una música de sangre
este sería el pentagrama donde se pone al sol la sinfonía
de la oscuridad para que brille,
hay almas así que se complacen en la pesadumbre del misterio,
se quedan quietas reduciendo a cero su corporeidad
y experimentan la transverberación de los cristales
que respiran los ángeles, -la eternidad en dos segundos-,
luego aparece la terca realidad y un escozor de fuego
te recorre la piel como advirtiendo
que aún faltan varios días para el éxtasis
que hacemos coincidir ingenuamente
con los finales de semana.
Zona B:
El payaso se coloca el armazón de rey para recibir al genocida. Así los dos parecen otra cosa, aunque siguen siendo lo que son: un payaso y un reincidente criminal.
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