Qué es eso que aparece ahí,
que asoma erguido y no proyecta sombra,
acaso es una vela, eso de arriba es como un sol menudo,
una llamita temblorosa,
el aire es negro salvo un halo amarillo alrededor,
respira, parpadea, lo mira todo sin fijarse en nadie
igual que la mirada de los ciegos, vive de la oscuridad
y su alma al calentarse se desliza como si fuera cera,
va llenando de estrías el cuerpo liso del hachón,
tal vez auspicia una ceremonia funeral,
vigila un mínimo rectángulo en el suelo y se eleva
igual que una oración hacia los nervios de la bóveda,
cualquier penumbra flotará, pero no esta,
esta es pesada y acaba rebotando sobre el enlosado de la cripta,
cualquier alma de lámpara acabaría agotando su escaso combustible
pero no esta que alumbra las entrañas oscuras de la catedral.
Zona B:
El genocida se pasea por el mundo con actitud desafiante. Nada teme de momento, pues sigue disfrutando de la protección del rey payaso. Y de paso recarga su arsenal para seguir asesinando.
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