Cuando alguien caminando distraído
llega al borde externo de un lugar
está muy cerca de ser libre,
pensad en esa gente a la que un día
vendieron como esclavos, desgarrando
el entresijo familiar, sus sangres
se mezclarían con arena
de sitios muy lejanos entre sí,
nunca más se cruzarían sus miradas
ni sus manos moverían el aire para decir adiós,
los hijos crecerían como cardos
al borde del camino, sin más cuidado
que el de la lluvia y el del sol,
sin más amor ni más dolor,
sin más preocupaciones secundarias.
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