Cuentan historias de urdimbre muy sencilla,
son una grasa mineral
para ungir hoplitas en la ordenada guerra del papel,
son una llama de grafito, ley o lanza
que hace llegar la sangre al corazón,
son vanguardia casera y muchos de ellos
regresarán con el color cambiado,
otros aceptarán ser reducidos
a un futuro de mendicidad, muditos y cojeando,
pero tras la batalla
todos serán clavados boca abajo como estacas
para marcar los nuevos límites de la propiedad unificada.
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