miércoles, 19 de mayo de 2021

Eso que nace y muere cada día

 

De repente un día

nos encontramos todos regresando como pájaros

al bebedero comunal,

no son días de aleteo sino de pereza

contemplativa, largas caminatas 

arrastrando los pies, acariciando apenas el paisaje

medio dormido, convaleciente aún tras el invierno

y sus narcóticas heridas,

miramos ese cielo desteñido 

poblándose de cuervos y torcaces,

improvisados trazos de albayalde y de carbón  

sobre el amarillo van gogh de los barbechos, 

mientras vemos elevarse la lona azul de una intemperie

en la que todo vuelve a acomodarse.



No hay comentarios:

Publicar un comentario