Llamas clarividencia a esa
vereda literal por donde avanza
entre hierbas altas la mirada,
buscas el tono justo
para colorear de rojo eso que asoma entre vapores,
y qué persiguen todas esas
espinas redondeadas que no buscan herir
sino imitar la sangre externa
de un nombre a punto de nacer,
algo se acerca con timidez al corazón,
se alinean los signos en defensa
de una definición aproximada,
y llegará la luz a esa cenefa
de letras simples, ya tan altas
como hierbas de mayo entre amapolas.
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