Siempre habrá de ser así
el recinto acolchado donde mueren
sin estridencia los sonidos,
no habrá silencio más difícil
que el obligado a suceder, el que rebota fríamente
contra la humillación de la mordaza,
hablan los locos del esforzado cuarto
donde acaban todos sus secretos
embutidos en camisa de fuerza y entre rombos
de guata pespunteada,
su secreta misión es proteger
de la autolesión a los sonidos
que no han logrado superar
el listón oficial de la elegancia.
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