Quiere que no haya sol,
quiere que el viento no se deje oír,
quiere que el rio no jadee en los remansos,
que no haya espejos, ni miradas,
ni olas en el mar, que no haya pájaros
entre las hojas verdes, ni tormentas
animando el velamen del paisaje,
quiere que la intemperie lo proteja todo
bajo su concavidad austera, pero lejos,
muy lejos siempre del ensayo
fracasado de la misericordia
que tan malos repartos suele hacer.
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