domingo, 12 de septiembre de 2021

Del soñar inverosímil

 

Soñé con una columnata,

arriba ondeaba el lábaro del papa, 

por las ventanas asomaba

la ausencia perfumada de un ejército de monjas,

todas en silencio, como las golondrinas de cerámica

que sobrevuelan las paredes inútilmente blancas

del dormitorio principal, a un lado destacaban

el aspa de san andrés, las llaves amarillas 

festoneadas por cordones de oro, casi

un simulacro de dogal o persuasivo látigo,

y ángeles encima,

innumerables ángeles cantando con sordina

como pretendiendo ser los guardianes estúpidos el sueño,


dime, arúspice, cuántas palomas han de ser sacrificadas

para que de aquí pueda salir el humo blanco

que tiene a roma sometida al síndrome 

de las piernas nerviosas,


(yo no quemo grasa en los altares 

porque nunca entendí la química

que de la púrpura de tanto cardenal

extrae el blanco aislado de una sola sotana

para que sobrevuele la plaza de san pedro

recogiendo el aplauso del teatro).

No hay comentarios:

Publicar un comentario