No siempre es fácil
lograr que los sucesos paralelos
quieran coincidir con la memoria
y sumarse a la vida como figurantes,
la little boy, el armisticio, la desnudez del hambre
dando ladridos en la radio, las sirenas
de bipolar aullido-aviso-admonición
o los olores sin desmenuzar del desinfectante
para neutralizar traidores sacudían
como seísmos habituales los calmosos tedios de la necesidad,
las huellas doctrinales siempre acaban curando
pero la fe perdura envuelta en pus
para que el músculo no sufra
la tentación de adormilarse,
dime, en qué cama duermes hoy,
habrá cuento, sopa caliente o sólo
un buenas noches susurrado por el viento?
recuerdo aquel avión que se estrelló en los prados
con estertor de buitre terminal,
dejando en la comarca un fuerte olor a óxido
que tardaron meses en borrar los chatarreros,
más interesados en el arte de volar
-siguiendo el angélico acimut de hilos de cobre
en los ovillos de inducido-
que en secar las entrañas de aquel pájaro muerto
para llevarlas al mercado,
tal vez por eso cada mañana regresaba el sol.
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