lunes, 27 de septiembre de 2021

El balcón de galileo

 

Viene a asomarse, caprichoso,

al balcón de galileo, en la mano trae

el agua, los hilos transparentes 

con que la regadera cose las heridas

simuladas de la realidad,

ella siempre intenta parecer dormida

aunque nunca deje de mover

su conciencia de gatito lactante,


él no sabe que asomarse

es cruzar la tabla podrida de las apariencias

y quedar expuesto

a vértigo y apuesta como el péndulo

oscilante de la fe que afirma y niega

con igual firmeza ambos extremos,


ha jugado a cultivar la llama

del geranio inquisidor y las celestes

flores de un cadalso que te obliga

a caminar sobre el abismo,


pero las manos siguen amarrando sus zarcillos

a la seguridad de la baranda.

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