En ese punto del relato
calló la voz y en su silencio
se oyó el crujir de los peldaños
por los que los personajes ascendían
al escenario del desván,
en las barandillas permanecen
las últimas palabras, una de ellas
partida en dos por la cuchilla
del marcador de página,
pensé en el corazón de la granada,
silencioso, crujiente, innumerable
como los episodios de la historia.
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