viernes, 4 de noviembre de 2022

Desde el terror de la caverna hay un frío rondando en la conciencia como si quisiera recordarnos que un día ya lejano nos obligaron a emplear vestuarios para un teatro por venir

 



Te sorprendo vistiendo

los colores oscuros del dolor

para acudir a un rito de cumpleaños,

en un ángulo queda el viejo dios de nuestras deserciones

escuchando el frufrú de los tejidos,

él, descaradamente partidario del desnudo ajeno

y tan ampuloso en su vestir,

y me pregunto yo rozando 

la respuesta retórica del ciego que nunca quiso ver:

qué es el dolor cifrado en ropas o en colores sino un modo

antiguo de esquivar miradas indiscretas,

se busca 

urdir alguna crónica -ligera- para la diversión,

qué hay de más eufórico incognoscible despiadado alegre

que los muros de la carne, y en ellos topa

con suavidad de ariete el repertorio

más florido del vocabulario.

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