He estado pensando
en los ojos de Edipo,
cualquier palabra referida a ellos
va a ser examinada con la doble
refracción del vaso de agua,
no hay lágrimas capaces de llenar
esas cuencas vacías, pero hay algo
que nadie con los ojos vivos
vislumbrará jamás: el negativo fotográfico
de un mundo sin adornos que se niega
a abandonar el cuarto oscuro.
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