martes, 1 de noviembre de 2022

Contrariamente a lo pensado no es el olor color viscosidad de la materia lo que pervive de las fantasmales casas de humo, de ellas queda en el recuerdo sobre todo la incomodidad

    


             y una confortable sensación de compromiso 

             obtenida del vaho respirado en común por hombres y animales,



La niña grande

asomada al abismo troglodita del miedo familiar,

su frente marcada a fuego se aproxima

a la rendija que la telaraña del humo ha dibujado

en las paredes sin ventanas,

mira sin ver el campo, lo imagina

ligero y cauto como un corzo 

al que el sol ha liberado del río lento de la niebla,

su pensamiento blanco se resume entre la paja

con la labilidad de los secretos

que libera la pota en la cocina,

hay un olor a pan y a otoño, a frutas ácidas

y el dolor insondable de estar ciego

frente al sonido incierto de algo

que se insinúa al otro lado de la finísima pared.

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