martes, 15 de noviembre de 2022

En las tierras altas no funcionan los espejos de la paridad, lo que abajo es de color aquí se trasparenta y deja desgarrones de nube que hacen dudar, una palabra bastaría, pero siempre que esté gobernada por el pensamiento

 



Han llegado los dos hasta el lindero

y tácitamente se soslaya

la pronunciación de la palabra playa,

no hay conchas por aquí, la arena negra

se pega a los tobillos y las nubes

deshacen el gastado paradigma

de playa y sol, también lo corrobora 

un firmamento agreste nada dado 

a componendas de estación, es este 

un refugio de interior, desde arriba 

llega bravo un arroyo corrigiendo las isobaras amistosas,

aquí nada coincide con el mar, salvo las dimensiones,

tampoco hay olas, ni sal, 

ni atardeceres infinitos con desparrame de oro,

está el silencio posado como un águila

en los puntales secos de los robles,

la voz de uno de ellos recobra la verticalidad

y pronuncia su queja:

debiera ser el pensamiento el que creara la ilusión, 

las cosas le seguirían como perros

a la espera del mínimo alimento para crecer, 

pero no ocurre nunca,

por eso no hay verano aquí.

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