martes, 29 de noviembre de 2022

Iota

 


Tierras altas las del recuerdo,

ahora bajas despacio  recogiendo

del suelo alguna hierbecilla

para morder su aroma vegetal,

queda sed en el aire, los veranos

se cogen de la mano y se convierten 

en estación perpetua como la esfera de un reloj,

no queda ya virtud en estos cielos

patinados de vejez y el oro

es más que adorno obligación de un protocolo antiguo,

se oye un excelso silbo de águila

y un estremecimiento te recorre

la columna vertebral como si fueras

el miedoso Ganímedes que un día

se perdió en estos montes y al que nadie  

ha conseguido volver a ver.



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