...un alcalde en Denísova
En el principio
siempre hubo dolor, la cueva limpia cada mañana,
los enseres ventilados del olor a humo
y la mirada desparramada por el valle
en busca del mínimo consuelo
de una huella de ciervo, de rumor, de vida,
toda la noche oyeron
sonido de carreras, la tirantez de los acechos
y los estertores de una respiración
exhalada entre dientes, ahora
urge el dolor del desayuno al aire libre,
la plegaria callada del colmillo
descerrajando el aire a dentelladas,
pero en torno al gran líder ya no corren
los arroyos alegres de la infancia.
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