En la cola de caja
pude escuchar tu nombre,
y en un rapto ingenuo de ternura
te han llegado a comparar con la Dama
de Baza, resignada en su urna de metacrilato,
dispuesta a todo, como regar sus plantas
cuando ellos se van de vacaciones,
ir retirando la publicidad
ahogada en el buzón,
quieren que la mentira nunca tenga acceso
a esa rasgada boca, lo redondo le hace vomitar,
has de dejar a medias las persianas para que el luto
vacacional pueda extenderse libremente por la casa,
estos días tan lentos se dilatan
como lingotes de oro expuestos al calor
y en las largas jornadas escucharás sus pasos sobre la ardiente arena
y te acordarás del eremita que huyó al desierto para hacer de sus pecados
una estera penitencial donde poner sus pies a descansar de andanzas
que le hicieron abjurar de su pasado,
como tú harás después de vacaciones.
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