Mirad ahí, cuando esa
pulimentada losa de granito
hizo clic encajando en los ángulos tallados
sobre los bordes del vacío,
no habéis oído el eco de esa queja?
nada suena así entre las raíces de los árboles,
algo que permea como progresando
por las regulares galerías de los topos
comedores de tierra,
nunca antes conocimos esa voz
y ahora no llegamos a entenderla
porque la luz de arriba ya no llega hasta nosotros,
así es, amigos, pero debemos aceptarlo,
nunca es tarde para probar un nuevo idioma
en un mundo sin luz, sin voz y sin oídos.
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