Luis, te acompaño hasta el recodo.
He dejado una pregunta
para cuando ya no estés, no esperaré respuesta,
ella te acompañará cuando progreses
como halcón entre nubes,
no aludirá a rescoldos de otras brasas,
será un calor aéreo como fruto
de una respiración, un hola, cómo estás,
sabiendo que ya faltas, que has dejado
de estar, aunque mantengas la forma de un recuerdo,
te arrastrará lejos el aire,
a ver crecer las hayas, a enseñarles
a beber el relente en este año de dolorida sed,
quién dará cobijo húmedo al laurel
o un mejor acomodo a la encina forastera.
Ya se han callado las campanas,
ahora llega lo peor:
la duración eterna del silencio.
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