miércoles, 27 de julio de 2022

Todo el verano para recordar

 


                         (Monteviejo, un año más)                       

                    

Cada año regreso a este lugar tan alto

donde la respiración alcanza la calidad de recompensa 

y las flores de monte, autistas y cansadas,

sólo saben mirar al sol y señalarme

la carretera en curva donde el agua salvaje se rebela

contra la tradición atravesando

el asfalto podrido,

                                 dime, agua, a qué  señalas,

qué debiera ver que nunca supe mirar con eficacia,

el hayedo sombrío, la línea blanca que simula

una corteza de abedul

entrando como un índice en el corazón de un libro

con memoria de corcho o las heridas

grabadas a navaja con fechas y con nombres

que nadie supo defender de sucesivas primaveras

tan cobardes, tan tibias, tan de espaldas

a los paisanos que cayeron antes de poder fructificar.




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