Ahora vuelvo atrás la mirada,
supongo que alguien, joven aún, podrá asomarse
sin prestar mucha atención a los cristales,
estos reflejan las dos caras del tiempo, dudan
entre las señales dibujadas en los manuales de uso,
flechas apuntando hacia arriba, hacia delante y hacia atrás,
pero quién va a hacerte caso, a cuántos
puede interesar una experiencia sin homologar,
las sabias conclusiones a que has llegado,
cuánto lustre han dado a tu batín de viejo
las horas de sofá pensando,
tus manos
sujetando las sienes con el peso
descomunal que en tanto tiempo
no has conseguido aligerar, como si fuera
el emblema del mundo sostenido
por un hipnotizado pantocrátor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario