Siendo así podría
renunciar a computarlo
como algo de valor,
en mi cuarto las horas
son gotas de sudor, resbalan
por el minutero y retan
al reloj de sol y a la ampolleta
de arena a cosechar más oro
al terminar cada jornada,
uno sobre dunas lo conoce todo,
el otro sobre atardeceres,
sólo el colgado en la pared
mide el tiempo cobarde con un dicho
que hace reír a los banqueros,
y no es precisamente tempus fugit.
No hay comentarios:
Publicar un comentario