Sigue haciendo tu vida
pero de vez en cuando GRITA,
ve al trabajo una vez que hayas aliviado
tu fuego GRITANDO bajo la ducha,
baja al metro, sube al autobús,
y al saludar a tu vecino GRITA,
deshoja la ajada margarita de la prensa
cambiando el si y el no por GRITOS,
en la cola del super o del banco
no te contengas, GRITA y GRITA,
y al llegar a casa, tras el beso
del aire familiar que te recibe a 39º GRITA,
Ni esto te permite el dueño de tu oprimida libertad
pero tú GRITA, GRITA, GRITA,
hasta que decreten el silencio,
y entonces -si aún te queda voz-
sigue GRITANDO.
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