martes, 13 de febrero de 2024

Coincidió la gran protesta con la función menor de algunos cómicos instalados en la acera de la transidumbre; los textos de unos se confundieron con las consignas de los otros y el estupor se derramó como una tinta antigua por el asfalto virginal de la ciudad; hasta el alcalde, tan piadoso y comedido de por sí, hubo de arremangarse y contribuyó en lo suyo a adecentar el suelo mancillado por el decir sectario de unos pocos

 




Este es el signo agreste del tenorio

desempolvado aquí sobre las tablas

ingratas del teatro, duele

el zapateado involuntario de unos sueños

disfrazados de actor que no dejan oír las iras quietas

de quienes han sido agraviados por el instinto ciego,

en los tejados de la vecindad se escucha

el maullido en celo de los gatos, un entremés

que todavía se tolera sin rechistar 

como si fuera un débito arraigado en la costumbre,

alguien que tose

desde el fondo del patio de butacas viene al rescate,

se inclina reverente y suplica perdón al respetable,

cualquier cosa

se hace valer como argumento 

para equilibrar una función que se contempla

con asombro a sí misma,

pero nadie al terminar se ha dado cuenta

de que no ha habido aplausos

y que el telón aún sigue levantado.



Zona B:

Volad, palomas, con la rama de olivo como escudo, no os protegerá contra el furor del asesino, pero vuestras plumas enlodadas de sangre servirán al juez para dictar una sentencia tan tardía que ya de nada servirá, salvo para enturbiar aún más nuestra memoria.

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