martes, 27 de febrero de 2024

De un viaje ya lejano me quedó el recuerdo de una isla que se adivinaba en lontananza, borrada casi por la luz algodonosa de la niebla; Isla de las xanas, donde sólo había cabras y un pastor de piedra que con el progreso de la luz parecía moverse y manejar su sombra a voluntad; se decía que nadie arribaba allí, que era mejor mirarla desde lejos y dar por buenas las primeras impresiones

 



Siempre renuncio a ver,

con la imaginación se abrevia y se puede llegar mucho más lejos,

necesito poco, unas monedas

para el pasaje en barco al otro lado,

el impermeable azul que se confunde con el cielo

para que nadie pueda verme allí,

y la pluma caudal de gavilán, por si hubiera algún mensaje

que fuera necesario transcribir con propiedad,

lo intento año tras año, lo repito con devoción

siguiendo paso a paso el protocolo,

hasta llevo al cuello el corazón de gato

ya fosilizado de tanto ir y venir,

nunca ha llegado a suceder la epifanía

pero puedo afirmar que he conseguido

convertir en placer esa costumbre.



Zona B:

En Palestina llueve poco, sólo bombas y crueldad; ay, si fuera fácil reducirlo todo a un juego de ordenador: Ctrl y alguna letra más.

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