Siempre renuncio a ver,
con la imaginación se abrevia y se puede llegar mucho más lejos,
necesito poco, unas monedas
para el pasaje en barco al otro lado,
el impermeable azul que se confunde con el cielo
para que nadie pueda verme allí,
y la pluma caudal de gavilán, por si hubiera algún mensaje
que fuera necesario transcribir con propiedad,
lo intento año tras año, lo repito con devoción
siguiendo paso a paso el protocolo,
hasta llevo al cuello el corazón de gato
ya fosilizado de tanto ir y venir,
nunca ha llegado a suceder la epifanía
pero puedo afirmar que he conseguido
convertir en placer esa costumbre.
Zona B:
En Palestina llueve poco, sólo bombas y crueldad; ay, si fuera fácil reducirlo todo a un juego de ordenador: Ctrl y alguna letra más.
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