Vuelvo aquí ramoneando
como las cabras dulces que costean
los acantilados de mi sueño, subo
a su nivel y observo entre las brumas bajas
que las flores de mayo han regresado
de la mano sutil de la memoria,
me acompaña también el sabio gesto
de un mastín de granito que atesora
siglos de vigilancia en torno al humo
que dejan los rebaños cuando el fuego
del lobo se reaviva con la brisa del hambre,
suena el caramillo de un pastor y el alma
se serena y viste esa zamarra
de rocío temprano y luz no usada
que dejara fray Luis en homenaje
al silencio sonoro de Salinas.
Zona B:
Ellos ponen la fuerza de las armas, Putin, Netanyahu y los demás; nosotros pondremos nuestra sangre, ya que nuestra voz se queda en nada ante el estruendo de las bombas.
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