domingo, 18 de febrero de 2024

Una sola voz para un solo mensaje, que nadie quiera repetir con ecos turbios lo que sonó una vez entre las piedras, pulimentado por el viento y libre de adherencias; basta ya de sagradas escrituras si la salud de nuestras almas de metal ha de cubrirse de óxido entre vapores de respiraciones ácidas, y olor a col recalentada en alquitaras de dudosa alquimia





Sencillamente muerto

o hecho de fragmentos aburridos de vivir,

las epopeyas hablan de pináculos,

que se elevan al aire para desvelarnos

el origen del miedo, siempre

que un pueblo se decide a emprender camino 

suena arriba una voz o un cuerno de registro barítono  

subido al pedestal de un súbito poder,

anuncia que el dios nace y a su pueblo

le florecen las ganas de reír, aunque por dentro llore,

los profetas son eso, voceadores que invocan

los lodos del futuro, nunca se fían de los dioses

y suelen proclamar en el desierto

el proceso de su iluminación para que luego

la exégesis no altere la dirección de sus anuncios,

ellos saben de oídas cómo nacen los dioses, 

pero quieren verlos crecer, ser preceptores

de su quebrada voz adolescente.



Zona B:

Palestinos: si Putin os convoca en son de paz, salid corriendo en dirección al mar; mejor eso que un destino de humillación y servidumbre. Ya tenéis verdugo suficiente en Israel.

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