jueves, 29 de febrero de 2024

Mirad aquí, las ruedas suplen a los pies, diría incluso que parecen alas de ofidio fabuloso, algo así como un dragón menudo custodiando los humores cambiantes de una princesa medieval traspapelada en nuestro siglo; dispongo incluso de motor, control de giro, desmemoria u olvido a voluntad de todo aquello que de alguna forma me incomoda, ¿no es genial?

 




Todo va bien,

todo apunta a que el dolor acaso espere un poco más,

llegará en su lugar la caricia analgésica del aire,

-tened en cuenta la respiración, 

sus devaneos quirúrgicos con esos enemigos

que viven de alquiler en la penumbra sin ventilar de vuestras almas-,

no es necesario que alteréis la rutina de vuestros paseos

por el corazón de la ciudad, pero evitad mirar las tentaciones

que se exhiben en los escaparates, la calvicie de los maniquíes

esclavos de la quimio o las novelas que recurren

desvergonzadamente a los milagros de vidas rescatadas

en el último instante,

todo va a ir bien, 

miremos a las puntas de flecha de las grullas que regresan,

-ellas sabrán por qué-, a estos lugares

donde la leyenda dice que manaba

continuamente leche y miel.



Zona B:

Seguid hablando de eso, no hay que rendirse ni dejar que descanse el asesino de niños que aún no saben lo que es jugar; sólo conocen el horror, en su piel viene tatuada ya la calavera.


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