viernes, 5 de julio de 2024

Aquellas nubes eran secuelas de la inocencia evaporada, se endurecía el suelo según iba perdiéndose la humedad de la noche y a los pájaros les asustaba tanta luz de pronto, el sol ya alto cuando las nubes terminaron desgarrándose por la pujanza del simún

 




Una voz con tesitura de arpa llegó hasta allí,

flotaba y apenas conseguía trasmitir un mínimo mensaje,

notas arrancadas con la uña 

evitando la suavidad caliente de las yemas,

como granizo en el tendal, algo vuelve a sangrar,

se oía, gotas lentas se deslizan por el vidrio,

la lluvia es débil, pero logra sembrar de perlas fugitivas

la superficie trasparente, nadie entiende nada,

la sangre loba nunca baja al valle, parecía decir

y lo demás se queda como el humo, flotando con pereza,

tartamudeando entre las cuerdas hipnóticas del arpa,

sin completar mensaje, disfrutando de una enojosa musicalidad.

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