Una voz con tesitura de arpa llegó hasta allí,
flotaba y apenas conseguía trasmitir un mínimo mensaje,
notas arrancadas con la uña
evitando la suavidad caliente de las yemas,
como granizo en el tendal, algo vuelve a sangrar,
se oía, gotas lentas se deslizan por el vidrio,
la lluvia es débil, pero logra sembrar de perlas fugitivas
la superficie trasparente, nadie entiende nada,
la sangre loba nunca baja al valle, parecía decir
y lo demás se queda como el humo, flotando con pereza,
tartamudeando entre las cuerdas hipnóticas del arpa,
sin completar mensaje, disfrutando de una enojosa musicalidad.
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