Hay un camino atrás
que va cubriéndose de hierba,
cada día es mas prado o matorral
que vía de avance, casi nadie lo usa ya,
se abrieron pistas forestales en la entraña del bosque
que se usan para llegar al corazón y robarle la sangre,
el antiguo camino permanece como demostración
de la fugacidad de algo con un claro principio
y un final perdido en la maleza,
los corzos se detienen antes de cruzar,
miran a los lados y enseguida se adentran en la sombra,
aún tienen el recuerdo de la presencia humana
aunque ya no haya humo en las chimeneas de las casas.
Zona B:
Acaso la mirada del ojo singular de Polifemo pueda seguir viendo en los bombardeos del ejército israelí un acto de legítima defensa y no una agresión premeditada, con claras intenciones de exterminio. Tener dos ojos hace ver cosas que la prepotencia impune trata de ocultar.
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