sábado, 20 de julio de 2024

Tempus fugit, se escribió en la tablilla amansada con cera para facilitar aprendizajes; nadie hurgó en la raíz gramatical o en etimologías naturales, dando por hecho que el tiempo es el que pasa o huye y no nosotros que lo vemos con mirada menguante; él permanece mirando en el espejo el vendaval de las edades, tal vez con el deseo de acompañar a lo que pasa para aliviar el gran aburrimiento de ver siempre lo mismo

 




Hay un camino atrás

que va cubriéndose de hierba,

cada día es mas prado o matorral

que vía de avance, casi nadie lo usa ya,

se abrieron pistas forestales en la entraña del bosque

que se usan para llegar al corazón y robarle la sangre,

el antiguo camino permanece como demostración

de la fugacidad de algo con un claro principio

y un final perdido en la maleza,

los corzos se detienen antes de cruzar,

miran a los lados y enseguida se adentran en la sombra,

aún tienen el recuerdo de la presencia humana

aunque ya no haya humo en las chimeneas de las casas.



Zona B:

Acaso la mirada del ojo singular de Polifemo pueda seguir viendo en los bombardeos del ejército israelí un acto de legítima defensa y no una agresión premeditada, con claras intenciones de exterminio. Tener dos ojos hace ver cosas que la prepotencia impune trata de ocultar.

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