miércoles, 22 de enero de 2025

Abriréis las ventanas y conoceréis el matiz salobre de la brisa forastera; ella a su vez os abrirá los ojos y seréis capaces de contar, ir dedo a dedo hasta la legua cuatrocientos, e incluso más allá si hacéis racimo con las manos y las alzáis al aire para ver en qué sentido va a soplar haciendo vuestro viaje más tranquilo

 




Robar no es bueno, se decía,

es como querer asar la carne al sol,

siempre queda un centro de furor, una amenaza

de carne cruda y la obstinada tentación de saborear la sangre,

mejor es compartir, tú la cabeza y tú la cola,

con la parte central, la más sabrosa, se queda el aire,

la fantasmal evocación de una criatura que no se deja ver,

así acabó brotando entre nosotros la flor de la indigencia

y el seráfico amor del espigueo y la mendicidad,

desperdigados por el mundo aunque unidos 

en el coro sumiso de la mansedumbre,

no es bueno robar, cantamos, e invocamos del aire

la generosa caridad de esa criatura que no se deja ver

y cuya providencia evita nuestra gula 

al devorar él solo la cosecha.



Zona B:

Un misericordioso dios salvó del fuego a sus amigos, (destrucción de la Pentápolis bíblica) pero no le importó que perecieran niños y ancianos en la hecatombe calculada que habría de asolar todo un territorio para beneficio de unos pocos. La historia y la leyenda se repiten.



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