Yo sigo ahí mirando el agua
de esa fotografía donde todo flota junto a ti,
se queda atrás el trampolín, madera artificial que tiembla
desarropada de tu vuelo de plumaje falso,
sigue contigo el bañador, él nunca vuela sin tu cuerpo
pero a veces bucea convertido en tiburón,
fuera del agua la amenaza de su aleta dorsal,
debajo la promesa inverosímil de una quilla sensual, sireniforme,
y detrás de ti la pedrería de una irregular salpicadura
como el final de una tormenta de granizo,
yo desde este lado, con devoción irreverente
imaginando brasas en las manos,
sabiendo que tocar está prohibido.
Zona B:
Mala es la leyenda que acompaña a un pueblo que siempre arrastra un gran dolor y lo propaga por donde va como si fuera una epidemia. Ya va siendo hora de que deje atrás esa piel de serpiente y adopte el avatar definitivo de una vecindad sociable y amistosa.
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