Le veo fuera
del círculo de tiza donde mi timidez ha confinado
algún que otro recuerdo, luce un jubón antiguo
de los que la guardarropía de los comediantes
conserva entre alcanfor y nidos de polilla,
apenas habla ya, medita igual que las estatuas de la plaza
en la eternidad fallida, la traición de la carne
y los achaques de una juventud envejecida,
pero de vez en cuando le regresa el descontrol de la memoria
y aunque nadie le escuche suelta al aire
la estopa mal hilada de un parlamento teatral,
la voz de Hamlet rozando compasiva
la calavera con verdín de Yorik,
entonces le permito entrar y nos unimos
en un recitativo de memorias
que ni él ni yo solemos recordar.
Zona B:
Si para garantizar tu seguridad has de ejercer una violencia continuada sobre tu vecino es que has descuidado el equilibrio que en toda relación es necesario. La vida en paz no es comparable al sobresalto de un estado de guerra permanente.
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