Abundo en ese corazón bruñido por el sol
sobre tu escudo militar de piel de vaca,
admiro la campesina orfebrería que curtió y produjo
el sorprendente repujado de la víscera más combativa y animal,
dejaré que él me cuente, que me guíe a través de la batalla
sin un solo rasguño, acaso protegido por la hégira de un dios
que a su vez usa el humo para su propia protección,
seremos un blanco difícil, una diana
colgada de la lanza de un guerrero,
él sabe qué hacer, burlando vigilancias
llegará a la cocina de una confiada retaguardia
donde la guerra sólo entiende de intendencias
y cosas de comer, también el hambre duerme allí,
bajo las carpas militares y algunas veces,
si se consigue despertar a tiempo su ferocidad,
puede acabar con la más sólida defensa.
Zona B:
Estos días de pausa son los plazos que los dos imperialismo en alza se dan mientras diseñan el orden nuevo que consolidará nuevas fronteras en favor de quien ha ocupado el territorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario