Volver del sueño,
salir de la diálisis que limpia
de polvo y telarañas los recuerdos,
cruzar sin analgésicos un páramo de escarcha
aprendiendo a sufrir los altibajos de la fiebre,
los sueños no regresan aunque aspiran
a ser la pertinaz agua calcárea
que irá formando poco a poco
un esbelto esqueleto de estalactitas funcionales
como una forma subjuntiva
de retomar el ritmo rutinario
de la jornada laboral.
Zona B:
No dejemos que el ruido del silencio momentáneo nos haga olvidar la deuda que contrajo el genocida Netanyahu y obliguemos a los tribunales a juzgar sus crímenes para que la violación de los derechos humanos nunca quede impune.
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