Me he asomado a las grietas del glaciar
rememorando azules de cuando tú eras pez urgente
y yo usaba todavía los anzuelos sin cebo de la contemplación,
qué vértigo la línea horizontal apoyada allá abajo
sobre imposibles trasparencias, náusea y picazón
el aire con olor a foca, la palabra lenta y deshilachada
del profesor señalando ranuras, baldas
donde poder acomodar su erudición o las edades apiladas
de mil matusalenes atrapados en urnas trasparentes,
en apéndice aparte se analiza el tono cantarín de ese vacío,
las campanas de hielo que traen rumor del otro lado
a través de agujeros practicados en una gélida pared
con la única anestesia del frío inapelable.
Zona B:
También desde Israel podrán decir que el genocidio practicado era la única terapia contra el mal, ignorando que el mal a veces lo define un simple cambio en el color de la moral: lo que conviene o no a nuestros oscuros intereses.
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