A pesar de la escarcha
hay una zona protegida bajo los hilos del teléfono
que siguen el trazado de la carretera,
es una línea gris en medio de cristales
con algo de esa magia volandera y pajaril
que asume paradojas imposibles
y las convierte en algo lógico y austero,
un cable por lineal y estrecho que parezca
nunca deja de ser una techumbre
cuando se encuentra suspendido
entre la hierba enferma y el inclemente cielo azul.
Zona B:
Esperemos a ver la letra oscura del acuerdo. En ella no se contemplará compensación alguna por las muertes absurdas y la brutal desposesión en que ha quedado el pueblo palestino. La guerra seguirá sumando nuevas víctimas, ahora silenciosas y que no figurarán en ningún muro que pudiera recordar este holocausto.
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