Bajaban a la playa aún con niebla
a recoger madera y elementos
que dieran un sentido a la quietud de la jornada,
las olas a lo suyo, columpiándose en las frondas del ceremonial,
doblando y desdoblando el embozo de espuma sobre el cabezal de arena,
salvo el guirigay de las gaviotas -que vuelan siempre a contraluz-
y el odio circular de sus miradas, todo es paz, o lo parece,
porque de vez en cuando llega del mar un eco largo
como el crepitar antiguo del telégrafo
lanzando una llamada de socorro,
y debe ser así, porque en la arena
queda el dibujo perceptible del punto raya punto
reforzado con el emoticono de una posible calavera.
Zona B:
Es verdad, hoy no parece un buen día para la lírica, aunque mañana tal vez sea peor.
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