martes, 28 de enero de 2025

Iba por la parte alta, por donde ya no hay fuentes y has de calmar la sed con los arándanos y las bayas rastreras que se camuflan entre hierba; tenía al oso por vecino y algunas noches le escuchaba resoplando como si rezara o conversara consigo mismo; cuando llegó el invierno decidió quedarse e hibernar, igual que el oso, todo con tal de no tener que regresar al pueblo y aguantar las preguntas de la gente

 




Me acerco caminando hasta la teología del dolor,

digo dolor aunque lo mismo se puede definir como cansancio,

pasos cortos y lentos antes de sentarme a meditar

sobre la utilidad del sufrimiento,

el aire es casi ateo, como yo, 

pagano dicen los sociólogos, pues ellos no evalúan

nada más que aquello que se ve -el fainómenon,

usando ese lenguaje laberíntico

que la escolástica le robó a Aristóteles-,

y no es que yo siga sufriendo el acné juvenil de los suicidas

que no se atreven a saltar, yo siempre llego

a la cumbre final del silogismo, a la nieve perpetua

de la mirada crítica, allí donde el dolor no parpadea

y escudriña los usos paliativos de la terapia ocasional

para abortarla, -al otro lado está el abismo-,

nada puedes hacer más que esconderte 

tras el envés de este tratado de absurda teología

pensando en el dolor de los que tienen fe

y no encuentran razón que justifique

la prolongación de la tortura.



Zona B:

Continúa la suma de asesinatos en el Líbano, continúa la ocupación de territorio, en contra del acuerdo. Pero ya sabemos: nadie va a poner fin a estos abusos. A los nazis se les llegó a juzgar. ¿Cuándo se juzgará a este gobierno genocida?


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