jueves, 2 de febrero de 2023

A esa hora suele repetirse el estornudo, con la cadencia ingobernable de un reloj floral

 


Cuando el amanecer llama a la puerta

la luz viene y me coge de la mano,

dócilmente ajustada a mi perfil

como si quisiera dibujarme contra la cal de la pared,

yo me siento bien,

vuelto a nacer, entre geranios, sumiso a una voluntad

que ya no reconoce los bocetos de mi malograda infancia,

y aquel olor a carboncillo

permanece en boca y en nariz como un mal vino 

haciendo inútil cualquier esfuerzo por reconciliarme 

con el sabor a leche de la aurora,

mi única pasión sabe a ceniza.

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