lunes, 20 de febrero de 2023

Aunque no era mi intención he reparado en la flor de las ortigas, humilde y atrevida, no especialmente hermosa, pero sí adecuada

 



La piel apenas reacciona

al lametón del escozor, espera acaso

algo más arduo, la visita del aire que se agita 

con aspereza contra el forraje verde, 


en toda huella de civilización

se hacen fuertes las colonias de ortigas 

sobre montes de estiércol y emanaciones de acidez,

se dice mala hierba a la que sólo es compañera

o testigo casual de alguna culpa imaginaria,


formaré  con sus tallos un hisopo, lo mojaré de lágrimas

y lo aplicaré a la tierra seca como quien oficia un funeral

y espera aplacar las urticarias con liturgias

heredadas de prácticas antiguas.


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