Es tormenta
ese regocijo gris que agita
con repentina urgencia el cielo del verano,
al principio los árboles se añaden a la bacanal
con estremecimiento modulado, perciben
la furia eléctrica del aire y provocan
un ruido semejante al arrastrar de pies procesional,
las luces del horizonte se insinúan
desde el rescoldo empobrecido de una fragua lejana
coloreando el movimiento de las nubes,
luego se oirá su voz, bostezarán con arrogancia
y toserán igual que los mineros de alma oscura
y pulmón silicótico,
al final siempre se oye un golpe seco sobre la tarima
como final de ceremonia
y el gran coreógrafo se aleja con pisadas de pájaro
llevando el festival hacia otro pueblo.
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