sábado, 18 de febrero de 2023

En los pueblos semivacíos que ya ni celebran la fiesta patronal, la naturaleza suele suplir esa carencia con la esforzada pirotecnia de las tormentas de verano

 


Es tormenta

ese regocijo gris que agita

con repentina urgencia el cielo del verano,

al principio los árboles se añaden a la bacanal 

con estremecimiento modulado, perciben

la furia eléctrica del aire y provocan

un ruido semejante al arrastrar de pies procesional,

las luces del horizonte se insinúan

desde el rescoldo empobrecido de una fragua lejana 

coloreando el movimiento de las nubes,

luego se oirá su voz, bostezarán con arrogancia

y toserán igual que los mineros de alma oscura

y pulmón silicótico,

al final siempre se oye un golpe seco sobre la tarima

como final de ceremonia

y el gran coreógrafo se aleja con pisadas de pájaro

llevando el festival hacia otro pueblo.


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