Quiero sentir el tiempo,
lo imagino a veces como un perro en pleno agosto
yendo deprisa de una sombra a otra, jadeando
hasta desaparecer convertido en instante,
en simple astilla lista para arder o reencarnando ese concepto
tan común como desconocido que llamamos
espíritu burlón, porque juega con nosotros
esgrimiendo argumentos para confundir, como
soy hasta que algo me sucede, cuelgo
del aire y el espacio cree que me abarca
pero nunca he cabido en él,
se ríe, nos arrastra, nos convence
para empezar a envejecer mientras él sigue
de sombra en sombra, igual que un perro
hasta que aparece Atticus Finch y le dispara
para solventarnos el problema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario