sábado, 22 de julio de 2023

Décimas de fiebre; aquel profeta que buscó la soledad para que su palabra resonara se alimentaba de espejismos, molía las carcasas de langostas y las amasaba con miel silvestre; era su manera de alejar la voz que demoniza el hedonismo rodeándose a la vez de un muro de ascetismo tras el cual poder dormir sin sobresalto al menos una de las cuarenta noches

 




Desayunar,

definición ascética del humo, del vapor,

poner la noche activa del café sobre la mesa

y rasgar la cortina para que los ojos suban,

se percibe un aroma de puñal, no hay hambre,

la costumbre maneja ese estado de necesidad

como un resorte que recobra su relajada dimensión

tras la obligada continencia, 

sobre el desierto se ha quedado enmudecido 

el discurso de la fe que convocaba a duelo

y un espejismo curvo desenrolla su voz de alfombra

para que los pies puedan volar.


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