martes, 11 de julio de 2023

Esa carnosidad protegida por la pelusilla de algunas plantas suculentas es todo lo que de valor puede esperarse de ellas, ni buen sabor ni jugo ni capacidad para el adorno; salvo que una casualidad las entrelace con los mimbres de una cesta y las convierta en la simbólica voluta de una fantasía arquitectónica

 





Lo deseable es esa claridad

que todo lo establece como base de la edificación, 

quisiéramos saber qué formas sólidas

avalan los efluvios de una fe volátil,

qué primavera acogerá esas flores de indeciso futuro

y qué cosecha nos consolará de tanto esfuerzo agricultor:

arar, sembrar, mirar al cielo, pintar pájaros estoicos

como complemento inerte a una providencia

que nos obliga a reservar el diezmo de la generosidad

a cambio de algo sonoro y armonioso aunque no fungible,

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