Lo deseable es esa claridad
que todo lo establece como base de la edificación,
quisiéramos saber qué formas sólidas
avalan los efluvios de una fe volátil,
qué primavera acogerá esas flores de indeciso futuro
y qué cosecha nos consolará de tanto esfuerzo agricultor:
arar, sembrar, mirar al cielo, pintar pájaros estoicos
como complemento inerte a una providencia
que nos obliga a reservar el diezmo de la generosidad
a cambio de algo sonoro y armonioso aunque no fungible,
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