El Madrid de ahora tiembla en plena noche
bajo el bofetón sonoro de las fiestas de barrio,
por debajo de la cortina se insinúan unos pies hinchados,
el aire huele a pólvora mezclada con aceite de freír,
la equidistancia afirma que se puede recorrer la acera izquierda
sin tropezar con nadie, -quién marcha en esa dirección-,
suena del dum dum del aire, Madrid vuelve a temblar
y el barrio sésamo consuma al latrocinio de tu sueño,
caminas por la acera y van cayendo sobre tu cabeza
las pavesas huidas de la pasada hoguera de sanjuan
donde ardiera en patético silencio
lo que aún quedaba de tu identidad envejecida.
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